Julio 2022 – Durante millones de años se formó la cuenca hidrográfica del Bíobío a partir del feedback del agua entre el océano y los hielos de las altas cumbres -entre la bruma que asciende y los ríos arborescentes que descienden-.
En cincuenta años, este enorme viviente ha sido mutado, recanalizando y formateando ríos, arrasando con el bosque nativo y suplantando por monocultivos de pino diseñado genéticamente para la producción de celulosa. Al tejido viviente se superpone una red de Alta Tensión que alimenta las plantas de procesamiento y una red de distribución que lleva la pulpa ominosa al puerto de Coronel, conformando un sistema protésico que controla y dirige los flujos vitales de la unidad biológica.
Un ciborg de escala regional conformado por un corredor electromagnético, vías de evacuación y un manto industrial biotecnológico se ancla al territorio recogiendo las fuerzas vitales y produciendo en el viviente un estado de agonía, como un coma inducido.

Cristian Espinoza